En Loco Tidiano… Ya casi es viernes…
By: Rosío Morelos.
Salen pachucos, chundos, cholos, para pachanguear,
Las reinas dejan sus coronas para irse a destrampar,
Hoy se van a encontrar.
Plástiko
“Ya casi es viernes y el cuerpo lo sabe” es una famosa frase que solemos articular desde un jueves ya tardío y nefasto para darnos ánimos. Y es que no hay mejor recompensa para lo insufrible que puede resultar el cuarteto inicial de la semana, que la tan esperada llegada de su triada final, en donde la mayoría de las personas suelen tener una carga menor o incluso nula de trabajo/ estudio en comparación con los primeros días y eso les permite destinar los viernes por la tarde o noche para alguna actividad “recreativa” que sirva para olvidar el tedio de la vida diaria.
Incluso para aquellos que trabajan el fin de semana, lo cierto es que la actitud con la que se aborda los viernes, particularmente, es mucho más relajada y feliz (es normal encontrar gente bailando, haciendo bromas o mandando el trabajo restante a la … charola de pendientes). Si comparamos esa actitud con la de un lunes, por ejemplo, nos daremos cuenta de que el panorama es muy diferente (abundan las caras largas, los arrepentimientos y los pensamientos suicidas: “me quiero morir”).
Para los que gustan de salir a tomar con los amigos, el “beviernes” se convierte en un día sagrado en el que religiosamente se procede a embrutecer el organismo (aunque para un borracho de alto rendimiento no hace falta esperar, ya que todos los días pueden acomodarse para su actividad favorita: “gluglunes”, “mamartes”, “miercoolers”, “juevebes”, “beviernes”, “sabadrink”, “droguingo”).
Las personas jóvenes menos adeptas a las drogas, en cambio, usan éste día para “echar novio” en una tarde de cine o caminata por algún “romántico” y desolado paraje. Por otro lado, los veteranos experimentados prefieren aprovechar la ocasión para darse un atracón en el restaurante de su preferencia, o simplemente echarse y aplastar las prominentes na…rices en la almohada y dormir a sus anchas.
Sea cual sea la actividad preferida de los individuos, pareciera como si en efecto estuviera inserto en el ADN algún mecanismo que nos indica que son los días viernes los mejores para liberar a la bestia que llevamos dentro (algo tendrán que ver los largos años de escuela en la infancia, en los que el yugo académico era interrumpido invariablemente cada viernes, para retomarse con todo el rigor el lunes).
Tenemos tan arraigado el sentimiento de cambiar de actividad el día antes mencionado, que aunque el cuerpo esté rendido de cansancio se vuelve imprescindible hacer algo. Tan es así, que el no hacerlo puede provocar en ocasiones sentimientos de tristeza (“ es viernes y no tengo con quién salir”) y delirios de senectud (“ya ni ganas me dan de salir, ya estoy viejo, pa qué nacía”).
En fin, como quiera que sea, vale la pena aprovechar éste día, en el que (al menos socialmente) nos son permitidos hasta cierto punto los excesos: ya sea comer cual cerdos, beber como si no hubiera un mañana, hacer un homenaje a la holgazanería, o ponerse “cariñosos” con la pareja.
Luz Rosío Morelos. Egresada de letras, distraída de oficio, afecta a no dar explicaciones.
Contacto: chio.moregu@hotmail.com