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Reflexiones desde mi silla de ruedas… En La Señorial Y Culta Ciudad De Morelia Hay Barbajanes Que Estorban En Las Rampas PcD

 

 

“Cuando el filósofo calla, la humanidad  retrocede”

By: José Salomón García Moreno

Salomón

 

El día de las elecciones amanecí más discapacitado que otras veces, con un cabrestillo en mi mano izquierda se me dificultaba “caminar” con la normalidad debida mi silla de ruedas. Así que le pedí a mi hijo me acompañara a la casilla para emitir mi sufragio.

Grande fue mi sorpresa al ver que había las condiciones ideales para ingresar al domicilio y una vez que presenté mi credencial de elector inmediatamente me entregaron un fajo grande de boletas, y me acercaron una mampara exclusiva para discapacitados.

Gentilmente se ofrecieron a depositar en las correspondientes urnas las boletas emitidas, mis vecinos, a los que saludo a diario me ofrecieron su apoyo generoso para cumplir con una obligación y a la vez con una responsabilidad ciudadana.

Pero he ahí que no pude atravesar la calle, porque un barbaján había puesto su vehículo justo frente a la rampa; al otro lado de la calle lo mismo, sólo que ahora el vehículo tenía candado en el volante.

¿Por qué? me pregunto habrá tanta gente tan irrespetuosa del derecho de los demás y sólo tengo dos respuestas, la primera es que la autoridad (cualquiera que sea la sustantividad de su encomienda) no cumplen con la ley, la prueba está en que le pedí a un oficial de tránsito que actuara en consecuencia y me contestó conchudamente, es que si multamos perdemos tiempo con el juez cívico. ¿Cuál será entonces su responsabilidad?

La segunda, que pudiera ser una respuesta punitiva pero segura, es que en sendos lados de las rampas coloquen postes para que no se puedan estacionar los que venden refrescos, las aguas, las papitas, y cualquier otro barbajan que circula por esta noble ciudad; pero ¡claro! Eso sería oneroso. Y me contesto: “yo también pago impuestos”, además que eso está normado…pero las autoridades están ocupadas en seguir conservando sus puestos, no tienen tiempo para las quejas justas de los ciudadanos.

La cultura de una ciudad no se mide por la cantera que cubre los edificios, ni por lo señorial de la catedral, sino por la actitud de la gente y para lograr eso todavía, dice un amigo está en chino-mandarín.

Quienes han visitado la Ciudad de Atenas, me dicen, suben al Partenón y desde ahí divisan la blancura de la ciudad y todavía el aire huele a la cuna de la civilización ahí encunada: a pesar de las pestes que continuamente asolaban la región, los robos en despoblado y las constantes luchas intestinas; pero esta ciudad, con sus baches que no se acaban, con la gente barbajana que aquí vive, con las luchas por el poder que no se acaban, me pregunto si algún día, tendremos una ciudad cuyos habitantes sean respetuosos del otro, que no tiren basura a la calle, que recojan las heces de sus mascotas, que no pongan cartones o cualquier otro obstáculo en las banquetas que minimicen el paso de los peatones, sueño mucho, y cuando desperté me encontré en la Ciudad de Morelia.

 

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