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Edi, la Editorial… Elecciones, La Única Vez Que Somos Iguales

No hay día que no llegue, ni plazo que no se cumpla, reza un viejo adagio. Y así es, estamos viviendo el día cero, lo que muchos han dado por llamar un día histórico en la conformación del México democrático que buscamos.

Hoy nos toca vivir la elección más grande de la historia de nuestro país y no sólo porque es la que más cargos de elección popular elegirá, sino también porque es la más cara que se haya organizado.

 

¿A quiénes vamos a votar?

Este domingo contrataremos a un Presidente de la República y además les daremos chamba a 3400 personajes, que en lo federal, aspiran a un cargo de elección popular en estos comicios; más los que tenemos elecciones locales. Esta será la primera vez que en una sola jornada electoral se elijan cargos de tres elecciones federales y 30 locales.

Un presidente de la República, 500 diputados y 128 Senadores; en lo local, 112 alcaldes, 1006 regidores de mayoría relativa (los que si le chambearon en campaña) y los 736 de Representación proporcional, mejor conocidos como “pluris”.

 

¿Pero quiénes saldrán a votar?

Se espera también, que la afluencia a la votación este día supere la expectativa. El 15 por ciento de los electores serán Millennials y el 51 por ciento mujeres.

El instituto electoral insaculó a 440 mil personas para representar a los electores en las casillas,  asegurándose de que se realicen de la manera más transparente posible.

Es mucha infraestructura, mucha producción, casi 300 días de un proceso electoral que no culmina hoy, pero que sí tiene su día más importante.

En 2012 eran 79.5 millones de votantes posibles y sólo 50.3 millones lo hicieron, aunque el INEGI dijera que en México sólo habitaba una población de adultos de 75.5 millones, los otros cuatro debieron ser jóvenes en proceso de convertirse en adultos o muertos que no fueron registrados, o vivos que habitan en el extranjero; por cierto, en la pasada elección 50,000 mexicanos votaron desde otro país y para esta se trata de medio millón de personas que solicitaron su INE para votar desde el extranjero; así que de manera exponencial será la elección en la que más connacionales busca la participación a la distancia.

Una razón frívola para salir a votar podría ser porque estas elecciones serán las más caras de la historia, así es, como si a cada votante le tumbaran 30 pesos para pagar sus 5 boletas y la renta de la mampara y el crayón. El propio presidente del INE, Lorenzo Córdova, contempló gastarse la nada despreciable cantidad de 25 mil millones de pesos, con lo que sería el presupuesto más alto que se haya destinado a una elección. Así que si de todas maneras ya usaron tus impuestos en tooooooooooodo el operativo y producción que hay en torno a un proceso electoral, valdría la pena que ejerzas tu derecho.

¿Saldremos a votar y qué es lo que cambiará?

Cambiaremos nosotros, seremos ciudadanos comprometidos con una realidad que pide a gritos que la cambiemos, seres personas conscientes de su obligación de participar en un país que tiene este pacto social: porque mientras en México ser político sea de las actividades más lucrativas que hay, mientras arrastremos lastres como la corrupción, la violencia y impunidad, difícilmente podremos hablar de una contienda justa. Pero ya estamos aquí, se gastaron una fortuna de nuestros impuestos en papeletas, crayones que se borran y toda la infraestructura en torno al suceso.

Es momento de ejercer nuestro voto, de hacernos escuchar.

El proceso electoral es el único suceso que en lo material nos iguala, porque lo crean o no, tiene el mismo valor el voto de ustedes, el mío, que el de Carlos Slim. En la vía de los hechos dirán que eso es ingenuo, pero en lo material, decía… sólo puede votar una vez él y una vez nosotros (en sentido estricto 5 veces porque serán 5 papeletas), pero tenemos la oportunidad histórica de marcar el rumbo que debe tomar nuestro país, tomar la responsabilidad y ejercer un voto razonado, que vaya de acuerdo a nuestras convicciones, a nuestras creencias, donde les lata el corazón, pero salgan a votar. No permitan que otros continúen decidiendo nuestros destinos.

Y si son escépticos, de esos que no creen ni en los santos reyes, entonces salgan a votar para hacerles más difícil la trampa. Que no se diga en la historia que nos hicieron como quisieron y que estuvimos de acuerdo. Salgan a votar.

 

 

 

 

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