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La nueva era de la Iglesia católica en México // By @chrisantapia

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Por Christian Tapia

Un tema siempre controversial es la participación de la Iglesia y las agrupaciones religiosas en los asuntos político-electorales del país, pues el artículo 130 constitucional establece claramente la separación de la iglesia y el Estado, donde se establece el que no podrán desempeñar cargos públicos y como ciudadanos tienen derecho a votar, pero no a ser votados a menos que se retiren anticipadamente de sus actividades religiosas. Tampoco pueden asociarse con fines políticos ni podrán hacer proselitismo a favor o en contra de candidatos. Obliga este mismo artículo el que las autoridades civiles tampoco podrán intervenir en la vida interna de las asociaciones religiosas.

Para muchos es retrógrado, ilegal, inmoral y hasta anti patriótico que opinen los miembros del catolicismo (sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales) en temas políticos o de gobierno. Pero recordemos que el pueblo de México es profundamente católico y que sus miembros también son mexicanos y gozan de las garantías constitucionales y los derechos humanos fundamentales como las libertades de opinión, expresión, información, igualdad, la propiedad, la seguridad jurídica.

Está de más recordar su influencia definitoria toda la historia colonial e independiente de México, como ignorar que el propio Miguel Hidalgo, padre de la patria, portó el estandarte de la virgen de Guadalupe y así en cada etapa ha jugado un papel central.

El tema viene a colación porque entonces los que se erigen en la Cívica Inquisición cuestionan y casi condenan a la hoguera a los sacerdotes que opinan sobre temas de política y estado, sin embargo ¿en lo privado si pueden opinar y enarbolar símbolos religiosos? Si piden un respeto debería ser igual en reciprocidad, cada quien a lo suyo pero actualmente los partidos y políticos han perdido la brújula ideológica y solo se concentran en un ciego pragmatismo en el que solo importa ganar elecciones y no quién y bajo que principios gobernará.

Por lo tanto el papel moral de la Iglesia en los próximos procesos electorales de 2018 será decisivo en el correcto desempeño no solo de las campañas electorales, sino de una sana cultura de respeto y ayuda en los gobiernos locales y federal que resulten, ya que cuentan con presencia e influencia en de cada rincón del país.

El Papa actual Francisco, ha movido sus piezas en México para darle una bocanada de oxígeno puro y renovar una Iglesia que se había anquilozado y enquistado en la comodidad del poder político. Su idea en nombrar un nuevo Arzobispo Primado en México es trascendental para ayudar a fomental la paz, afianzar la calidad moral de sus miembros y ayudar al pueblo creyente a renovar su fe, pues la iglesia “no necesita príncipes, sino una comunidad de testigos del señor”, como dijo en su visita a México del año pasado.

Por lo anterior el Cardenal Carlos Aguiar Retes no la tiene nada fácil, ya que limpiar la casa de lo realizado por Norberto Rivera será una tarea bastante dificil y complicada, pero no imposible con la ayuda de amigos como el Cardenal Alberto Suárez Inda y el actual Arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos.

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