OTROS

La vergüenza: Sus causas y soluciones // By @Siibariita

Liz Gomez 02

Por Liz Gómez

La vergüenza es una emoción aprendida desde edades tempranas. En los primeros años porque aparece el sentido del ridículo inculcado por los adultos, y en la adolescencia inicia por el deseo de ser aceptado en los diversos grupos sociales, por tal motivo, la persona se esfuerza por ser el sujeto más adecuado para el grupo al que desea pertenecer.

Es importante hacer una diferencia entre la pena y la vergüenza, dado que se les da en muchos casos el mismo significado. La pena viene de padecer, es decir, de un sentido de dolor o sufrimiento, más no de vergüenza, la cual consiste en no sentirse aceptado, sentirse fracasado, una persona con defectos, se siente evidenciado y por consiguiente se siente expuesto emocionalmente.

A su vez, cabe destacar la diferencia entre culpa y vergüenza, en la culpa se genera una sensación de incomodidad sobre algo que se ha hecho y que está mal, a causa de ello se busca la reparación del daño de la persona afectada, por el contrario, en la vergüenza el conflicto está en sentirse mal consigo mismo más no con los demás, generando por consiguiente una desaprobación personal.

Los individuos que padecen la vergüenza de manera frecuente, suelen tener pensamientos denigrantes tales como no sentirse merecedores de algo, presentan un sentimiento de inferioridad y poco reconocimiento de sus capacidades, es decir, tienen reacciones donde se desvalorizan en cuanto a su forma de ser, en cuanto a lo que hacen y del estilo de vida que llevan.

Se puede decir que es una emoción con un código moral ya que trata de “castigar” lo que se considera no está bien hecho ante la sociedad, o ante ciertos grupos sociales; al catalogarse como un código moral, se puede decir que la cura de la vergüenza lleva un proceso prolongado y doloroso, en el cual es básico trabajar con el replanteamiento de las propias expectativas y las expectativas que los demás ponen en nosotros, pues hay casos en los que no son congruentes sino todo lo contrario, y en su incumplimiento detona alguna de las emociones mencionadas. En el trabajo de la vergüenza también es importante analizar el autoconcepto, la automotivación y la autoregulación de las emociones, con el fin de identificar si lo que se presenta es culpa, vergüenza o pena.

Elaborar la vergüenza es un trabajo arduo y difícil porque tiene que ver con uno mismo y no con quienes nos rodean. Una parte inicial para evaluar esta emoción, seria revisando las primeras prohibiciones que cuando niños nos ponían ya que de ahí, como mencioné anteriormente, se deviene el ridículo, posterior a ello, hay que revisar los distintos grupos que son de interés para el sujeto y así identificar qué tanto quiere pertenecer a ellos y qué requisitos sociales hay que cumplir.

Esta emoción no del todo es mala, pues en su lado más positivo ayuda a adaptar al individuo a situaciones novedosas y por lo tanto desconocidas. Recordemos que la vergüenza se irá generando por los significados que cada sujeto le da a las cosas y situaciones de acuerdo a la sociedad y la educación que ha tenido. La vergüenza desaparecerá en la medida que la persona se adapte a lo nuevo y a lo que en un momento le fue incomodo ya sea desde el pensamiento o desde el acto vivido.

No es una regla, pero en los niños, adolescentes y jóvenes es en quienes con mayor frecuencia aparece esta emoción dado que suelen sentirse “diferentes” al resto o cuando no pueden realizar las mismas actividades o hacerlas de la misma forma que sus iguales las llevan a cabo.

Algunas cosas que son importantes adaptar como estilo de vida para no fomentar la vergüenza en estas poblaciones vulnerables, son: no obligar a las personas a realizar algo que no quieren, que no les gusta o que no les sale bien en ese momento; no poner etiquetas ni juzgar los actos ya que entre más adjetivos le pongas a lo que está haciendo la persona, menor posibilidad de mejora tendrá; promover relaciones con personas de la misma edad, dado que hay ocasiones que al ser disparejas las relaciones interpersonales se presta para demeritar la inteligencia, la experiencia o las decisiones que realiza la persona de menor edad; ayudar al reconocimiento de habilidades y capacidades, si esto se logra la persona no tratará de hacer cosas que la pongan en situaciones de riesgo o intente competir con otro sujeto para obtener un reconocimiento externo o por aprobación de los demás.

Recuerda que una persona que tiene vergüenza no es capaz de sentir placer, en el peor de los casos la persona que vive esta emoción podrá sentirse con ganas de venganza o de impotencia dado que se siente sin fuerza y sin la capacidad de defenderse; quien ama siempre verá la estabilidad emocional como una responsabilidad colectiva.

Nos vemos pronto con más palabras democráticas para el placer y la conciencia.

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba