SOFTNEWS

La Noche de Iguala (película de Estado) // By @Ruy_Carreno

editoriales1

Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.
Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.

Por Ruy Carreño

El sábado tuve la oportunidad de estar en la Cineteca Nacional, con la grata compañía de mi madre y hermanas; a elección de mi Ma, decidimos entrar a ver la película “La Noche de Iguala”, misma que se estrenó un día antes; para ser sincero, me inclinaba más  por “La Tribu” otro de los filmes de cartelera, pero al ver el desnudo en el cartel y la sinopsis de la película decidí no pervertir a mamá (uno no puede ir por la vida pervirtiendo a su madre), con una película casi pornográficas, lejos del pudor, de ropajes tontos y estorbosos. El cine de arte, está libre de ataduras morales.

Por complacer a nuestra principal invitada, democráticamente decidimos ver “La Noche de Iguala” una película dirigida por el argentino Jorge Fernández Menéndez (quien es titular del programa “Nada Personal” de Proyecto 40), con producción de TV Azteca, como tácitamente, se advierte en los créditos al final de la cinta. Al principio del filme, uno se siente atrapado por la trama del documental, la narrativa y datos duros; donde se dice por ejemplo que en Coyuca de Catalán, Guerrero; por cada 100 habitantes se cometen 126 homicidios; y así un porcentaje promedio en la Tierra Caliente del Estado de Guerrero; uno no deja de impactarse con estas cifras; que incluso rebasan la densidad de población existente en el área geografía  de cada municipio.

Cineteca-Nacional-mentir-Noche-de-Iguala-México
Foto Vía: Zócalo / Reforma

Así mismo, en la cinta se aborda de manera muy detallada la cadena de mando existente entre grupos enemigos como “Los Rojos” y “Los Guerreros Unidos”; así como la forma en que se fueron creando las cabezas de la hidra del crimen organizado; hasta ese momento, todo marcha a la perfección en la secuencia fílmica; el espectador puede creerse todo lo allí narrado, comprar la idea allí expuesta, tan serio es esto de las cifras, que uno termina creyendo;  hasta el momento en que puedes advertir que dentro de la cinta existen grabaciones del interrogatorio que se llevó a cabo a los testigos relacionados con los hechos ocurridos en Iguala; y te dices: ¿De dónde salieron estas grabaciones?, ¿A caso la Procuraduría General de la Republica facilitó datos de la investigación a los realizadores de la cinta? Es ahí donde uno se vuelve más perspicaz, para ser más observador de los detalles que se están llevando a cabo en la narrativa de hechos.

De pronto te das cuenta qué estás dentro de un engaño institucionalizado, y la verdad oficial es la que reina en la investigación; la que todos debemos y estamos obligados a creer. El arte de la cinematografía tiene la virtud de trasmitir sentimientos, formas e ideas que otros medios de comunicación difícilmente pueden lograr; el poder de la pantalla grande (cuando la televisión calla la verdad) de expresar libremente y con voz crítica eventos como los ocurridos en Iguala los días 26 y 27 de septiembre de 2014; hoy se ve vulnerado.

La Cineteca Nacional, se ha caracterizado por ser un recinto del arte cinematográfico; dónde para que se proyecte una cinta debe de reunir ciertas características, para ser considerada artística, trascendental.

Por lo visto el sábado pasado, me atrevo a decir que ese espacio como muchos otros se ha corrompido; el gobierno tiene metidas las manos; creyéndonos ingenuos, tontos; cuando no lo somos. Lo impactante de la película son las cifras; porque te hacen ver una realidad de la que todos somos testigos; carcomida por el crimen, la política está putrefacta.

Por ningún motivo me atrevería a contarle el final de esta película de Estado (se me hace de muy mal gusto); si tiene la oportunidad vaya a verla y juzgue usted mismo; más no deje de ser actor de esta cinta defienda su papel de ciudadano; donde el gobierno es el único villano.

Changoonga.com no necesariamente adopta como suyos los choros publicados en ella y deja en sus respectivos autores la responsabilidad de todos los pensamientos que aquí plasman, producto de las ardillas hiperactivas que habitan en sus cabecitas. Si te gusta, ¡dale like/ rt y comparte!

¿Tienes ideas y/o algo qué decir? Manda tu texto a columnachangoonga@gmail.com

Botón volver arriba