STAFF/@michangoonga
¡México lindo y querido como me dueles! en nuestro país, por lo regular, los salarios son de hambre y ésta mujer no pudo más, le ganó la desesperación por no poder sustentar ella sola a sus pequeños, por lo que decidió quitarles la vida y suicidarse.
Fue en el fraccionamiento Los Agaves en el municipio de Tlajomulco, en Jalisco, donde el pasado mes de agosto la situación financiera de esta mujer la llevó a tomar la trágica decisión de quitarse la vida, y llevarse la de sus hijos.
El portal sin embargo relata que fue la mañana del 30 de agosto de 2016, cuando los habitantes del fraccionamiento Los Agaves, se percataron de un olor desagradable y que el origen del olor a muerte provenía de la casa de Sol de 35 años, y de sus hijos Alberto, de 14, y Óscar, de 7.
Debido al fétido olor una vecina no aguantó más y decidió llamar a las autoridades para que ayudaran a esclarecer el asunto, fue así que la patrulla TZ268-5 arribó al lugar; el policía S. y su pareja intuyeron lo que iban a encontrar, ya que, a 150 metros de la casa de Sol percibieron el olor a muerte pero no quisieron decirlo en voz alta. Llegaron a la casa de Sol, llamaron a la puerta pero nadie contestó, por lo que decidieron llamar a la Dirección General de Protección Civil de Tlajomulco y se sumaron dos funcionarios, fue cuando entraron a la fuerza a la casa de interés social. Luego llegó el oficial de más alto rango en el municipio, César Navarro, comisario de la policía municipal, lo que encontraron fue los tres cadáveres descompuestos que, por su experiencia como policía desde 1987, calculó con sólo verlos que llevaban ahí una semana, eran Sol, Alberto y Óscar.
En el lugar encontraron una carta que describía la desesperación de una mujer que fue tragada por las circunstancias de nuestro país y que no podía sostener la vida de sus dos hijos, desesperación y frustración plasmadas en un par de líneas:
«La vida es insoportable cuando la pobreza es tan fuerte que asfixia».
Según testimonios de sus vecinos ella era sola y sostenía a sus dos hijos porque vivía lejos de su familia o no tenía contacto con ellos desde hacía ya tiempo, se convirtió en el único sostén de su casa cuando su novio o esposo la abandonó y le heredo una deuda de 300 o 600 pesos semanales como parte del crédito que le dio el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, un crédito demasiado difícil de pagar con su empleo en una maquiladora de material electrónico o como vendedora de pan, su salario era de 800 o 900 pesos a la semana.
Por esta situación de endeudamiento los «abogados de gobierno» la acosaban con llamadas y visitas intimidantes, la amenazaban con que la iban a echar de su casa. «Y como la mujer no tenía dinero ni más familia cercana que sus dos niños pequeños, aquella tarde lo único que sí tuvo fue la certeza de que debía terminar con su vida y la de su familia».
Con info y fotos: www.sinembargo.mx
