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Wilfrido y su Ley de Herodes// By @gaaelico

editoriales

Espacio para la estulticia de un humilde obrero de la información #Antifascista #Socialismo Humano
Espacio para la estulticia de un humilde obrero de la información #Antifascista #Socialismo Humano

Por Antonio Aguilera

Todo hace indicar que el ex alcalde de Morelia y actual coordinador de campaña del candidato del PRI al Gobierno, Wilfrido Lázaro Medina, no ha leído el thriller político “Los Corruptores” de Jorge Zepeda Patterson, pero podría cumplir a la perfección uno de los papeles en dicha obra.

Los escándalos de nepotismo, posible desvío de recursos, empresas favoritas e imposiciones, son los ingredientes que integran la novela de Zepeda Patterson y las que podrían formar parte de cualquier historial de nuestra amplia lista de déspotas No ilustrados.

Cuando Juan Vargas llegó en San Pedro de los Saguaros –de acuerdo a la sátira filmada por Luis Estrada- la inocencia y la ambición lo llevo a transformarse en un pequeño autócrata priísta, que dispuso de los escasos recursos del pueblo a su antojo e interpretó las leyes según su conveniencia.

Una de las frases memorables de aquel pendenciero edil de San Pedro de los Saguaros, resume muy bien cierto comportamiento del poder en México: “nosotros no tenemos la culpa de que la gente siga votando por nosotros”.

Y en los hechos, Juan Vargas decía la verdad.

Lo mismo puede decir Wilfrido Lázaro Medina, una criatura política de Fausto Vallejo que pretendió heredar las glorias de su mentor, pero que no tuvo ni la capacidad ni las formas para gobernar que sí demostró su antecesor.

Willy ambicionaba heredar la gubernatura de Vallejo, y para ello se convirtió (paradójicamente) en su lazarillo más fiel, hasta que el hígado de Fausto y el arribo de Alfredo Castillo le cambiaron las tornas.

Lázaro se alejó de Vallejo y le dio la espalda en el momento en que colapsaba la administración del ex gobernador, y con él le dieron la espalda otros pequeños Frankesteins del vallejismo: Daniela de los Santos, Marco Polo Aguirre, Jaime Darío Oseguera, Francisco Lara, y uno que otro activista en redes sociales.

Sin embargo, para apoderarse de la aceitada estructura que dejó Fausto en la capital del estado, y recurrió a las mismas estratagemas que urdió Juan Vargas en San Pedro de los Saguaros.

En la parte operativa del ayuntamiento (y por supuesto en la nómina) colocó a sus hermanos en puestos con mucha capacidad de influencia: Andrés Lázaro Medina, director de Gobierno; Claudia Lázaro Medina, secretaria de Desarrollo Rural, y Javier Lázaro Medina, que se encuentra en la Dirección de Cultura.

Trabajadores y líderes partidistas de la oposición han señalado que los consanguíneos del alcalde influían en la contratación de obra y en designaciones de funcionarios de varios rangos.

En particular, se comenta que Andrés Lázaro Medina colocó a Maribel Rodríguez Álvarez como directora encargada del Pronapred, el programa federal de Prevención del Delito en Morelia que ejercía poco más de 80 millones de pesos al año, y sobre el cual el actual edil de Morelia, Salvador Abud afirmó que existe “opacidad y manejo discrecional” de los fondos federales destinados a ese programa.

Entre las irregularidades detectadas, se habla de la “presencia de familiares que habrían recibido recursos sin siquiera trabajar”.

Aún queda mucha tela de donde cortar en la administración lazarista, que puede generar nubarrones a la campaña de Ascensión Orihuela Bárcenas.

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