El Virrey, el Siervo y el delincuente // By @gaaelico
Por Toño Aguilera/@gaaelico
La suerte ya está echada para Alfredo Castillo, toda vez que su presencia en Michoacán resulta ya insostenible e injustificable. Los objetivos iniciales del decreto presidencial de inicios de año, mediante el cual le confirieron poderes ilimitados al mexiquense, ya se cumplieron en parte: desarmar el narco gobierno que se instauró con Fausto Vallejo y el PRI, pactado en las más lóbregas reuniones y los acuerdos más inconfesables en el 2011 con todo el entramado del crimen organizado; desmovilizar y cooptar a los grupos de autodefensa y detener u abatir a las cabecillas de los Caballeros Templarios, a excepción del más ágil y escurridizo.
El resto, que ha sido el proceso más escandaloso, que ha representado el estigma para los michoacanos, es haber desnudado los entresijos de la narco política, de la relación a todas luces infame de algunos periodistas con los líderes delictivos y la abierta cooperación de empresarios con la delincuencia.
Este último capítulo, el de los video escándalos, no sólo ha puesto de manifiesto quien era quien y con quién se entendía la clase política, una parte del circuito mediático y empresarial de Michoacán, pero también significó el golpe que comenzó a desmoronar la figura del comisionado, ya que los cuestionamientos de los medios de comunicación nacionales (esos que son los únicos a los que Alfredo Castillo y la federación toma importancia) e internacionales, así como la previsible inconformidad de las autoridades de Estados Unidos, debilitaron la envestidura del mexiquense, quien en los últimos meses invirtió su tiempo en actividades de recreo, de ambiente social o de franco ocio. Es decir, bajó la guardia.
Por ello, la exigencia de la derogación del decreto presidencial que creo la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo de Michoacán, llegó a las esferas más altas, en el Senado de la República, en donde el punto de acuerdo impulsado en un inicio por 11 senadores de PAN, PRD, PT y MC, ya alcanzó eco en la mayor parte de las bancadas del PRD y del PAN. Es decir, que ya se le está acabando la arena al reloj del Comisionado en Michoacán.
De allí que el rumor de su salida anticipada de Castillo Cervantes, cobra fuerza, e incluso es impulsada desde las propias oficinas gubernamentales, en donde buscan desprenderse del Virrey para poder por fin gobernar los pocos meses que le restan a la actual administración.
También por ello resulta evidente que de todos los conceptos del membrete de la Comisión, resultan ya una falacia ya que ni se ha garantizado la “Seguridad”, ni mucho menos se ha impulsado el “Desarrollo de Michoacán”.
Nadie en Michoacán recuerda una sola obra de impacto social o un programa efectivo que haya sido impulsado o gestionado por la Comisión del Virrey. Es decir, nada justifica la existencia de una Comisión tan cara, ostensiva, derrochadora y aparatosa.
Investigaciones de medios nacionales refieren que Alfredo Castillo tiene una percepción formal al mes de 194 mil 708 pesos, mientras que cuatro empleados con plazas federales reciben cada treinta días 175 mil 828 pesos. Siguen nueve funcionarios de a 153 mil 483 pesos. Después se encuentran 19 más con salario de 113 mil 588 y 38 con nómina de 65 mil 671 pesos. Vienen después los baratos: tres empleados de 25 mil 254 pesos, diez de 17 mil 046, uno de 19 mil 432 y un número de laborantes que no se precisa, pero que gana 56 mil129 pesos por mes. En contraste, para este 2014 la miserable y expoliadora Comisión Nacional de Salarios Mínimos, fijo para Michoacán la percepción en 63.77 pesos diarios.
Éste comportamiento despilfarrador de Alfredo Castillo y la caterva de mexiquenses que lo acompañan, choca con el ideario del más grande de los michoacanos, quien hace 200 años plasmó en los Sentimientos de la Nación que “la buena Ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia”.
Sin embargo, también resulta ya una obviedad que a Alfredo Castillo y la turba mexiquense no les interesa en lo más mínimo el bienestar de los michoacanos, ni el respeto al estado ni sus símbolos, como quedó demostrado éste martes cuando de forma altanera interrumpió el Desfile Cívico en Honor a José María Morelos, para ostensivamente arribar a Palacio de Gobierno en medio de una aparatosa burbuja de seguridad.
Por ello, la razón última de la existencia de la Comisión Castillo es la detención, captura u abatimiento de Servando Gómez Martínez, para detener el torrente de evidencias de la infiltración de la clase política, que también alcanzó con sus tentáculos las tierras mexiquenses. Quien sabe qué cantidad de videos existan donde los actores sean los priístas que dominan Toluca y alrededores.
El Virrey trató de volver a humillar al Siervo de la Nación, pero ya no en el horroroso Estado de México, sino en la tierra que lo vio nacer, que fuera alguna vez el Jardín de la Nueva España, pero que algunos piensan convertir en el patio de maniobras mexiquense. Eso si los michoacanos (menos los priístas, claro), lo seguimos permitiendo.
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