El canibalismo y el tráfico de influencias …
Por Fernando Juárez “El Sargento”
La historia que les contaré esta semana es sobre un joven japonés de nombre Issei Sagawa, se cuenta que esta persona siempre fue de una complexión delgada, introvertido, cojeaba de la pierna derecha y su voz era muy fina, casi idéntica a la de una mujer, esto lo hacía blanco perfecto para que lo molestaran en su escuela y que le resultara muy difícil encajar en cualquier grupo de jóvenes.
Issei solamente acudía a escuelas privadas y algunos afirmaban que era un alumno muy aplicado y distinguido, pero debido a que él mismo se consideraba diferente se alejaba y se mantenía en un hermetismo casi absoluto, cursó la universidad en Tokio y ahí fue donde por primera vez sintió las ansias de probar la carne humana.
Una joven maestra de lenguas extranjeras se iba a convertir en la primer víctima de Issei, el joven logró introducirse en su casa a mitad de la noche y cuando estaba a punto de matarla la maestra se despertó y comenzó a gritar, el pánico se apodero de Issei y salió corriendo, la policía y la prensa hicieron correr la voz y fue ahí donde el dinero entró en el juego, el padre de Issei decidió mandar a su hijo a Paris a estudiar en otra escuela, pensando que así sus problemas se terminarían.
Los primeros meses Issei se comportó, pero el destino quería que conociera a una mujer de nombre Renee Hartevelt, compañera de clases que le hacía creer a Issei que tenía interés en él, cuando en realidad solo le interesaba que la podía llevar a conciertos y lugares caros debido a que tenía mucho dinero que su padre le mandaba, por otro lado, Issei también jugaba con ella y quería demostrarle su amor comiendo su carne.
Una de tantas salidas entre la pareja de amigos concluyó en el departamento lujoso de Issei, después de beber, Issei le disparó a la joven, corto las partes con más carne y que más se le antojaban y lo demás lo metió a una maleta, salió a tirarla a un río y algún fisgón lo reportó como sospechoso, la policía lo encontró, lo detuvo y quedaron horrorizados de ver que el pequeño y delicado joven japonés estaba “cenando” un pedazo de cuerpo humano.
Aunque la policía en París encontró todos los elementos para meter a Issei a la cárcel por muchos años, misteriosamente el juez determinó que mejor sería que pasara su condena de 25 años en una institución mental, dicha condena solo fue de 15 meses y como si nada, salió por la puerta grande con un certificado que decía que estaba completamente curado, lo primero que hizo fue regresar a su país natal.
Actualmente Issei se presenta en ocasiones en programas de variedades en Japón, incursionó en el mundo de los comics con una tira que su papa pago donde relata su crimen, escribió un libro de cocina, se dedica a la pintura, tiene un relato corto muy famoso llamado “In the Fog” y por si fuera poco tienen una pareja sentimental.
Al parecer la vida no le resultó tan mal, después de todo. Ah, y por si tenían duda, la historia es real.
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