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Gerontocracia en Michoacán/ by @gaeelico

Por Toño Aguilera

Un gobierno eficaz, gobernabilidad, el caos, la lateralidad, la dispersión y la desorganización son los problemas centrales de la política en este mundo de inicios de siglo, debido a que la práctica política vigente, sobre todo en México, se encuentra a todas luces caduca ante el cúmulo de exigencias actuales.

La investigadora de la UNAM, Guillermina Baena Paz, ha señalado que la visión de largo plazo se ha convertido en una necesidad para entender al mundo, toda vez que anteriormente bastaba con ubicar ciertas tendencias que aparecían de manera constante en la vida cotidiana, hoy el mundo es otro: “la complejidad, las nuevas ciencias, la sorpresa en muchos eventos, la incertidumbre que no ilumina la senda del futuro, han convertido en profunda necesidad el cambiar de actitud, en transformar la manera que estudiábamos e interpretábamos al mundo. La sociedad es dinámica y acelerada, la prospectiva está cambiando al mismo ritmo, todos los días hay situaciones nuevas, cada vez más complicadas. O alcanzamos el ritmo en el que podemos enfrentar las nuevas situaciones o nos resignamos a que el futuro nos alcance”.

En México vivimos una jefatura de partido único por más de 70 años, a semejanza de la Rusia soviética. Nuestro sistema político se construyó sin una lógica institucional que le diera ánimos de trascendencia. Si bien, durante el régimen del PRI se crearon y moldearon algunas de las instituciones que son el corazón de nuestro sistema político y social, también lo es que, aunado a las tareas propias de su objeto, dichas instituciones tenían un objetivo en común: generar condiciones estables que facilitaran mantener al partido oficial en el poder, al servicio de los intereses electorales del gobierno.

Con el arribo del PAN al poder, en el año 2000, una tarea que quedó pendiente es la re-imaginación de estas instituciones, como es el caso de PEMEX, el SNTE, el propio sistema educativo, y las instancias de seguridad, procuración e impartición de justicia, las cuales se siguen manejando con una lógica de protección de cotos de poder que son resabios del viejo régimen, en perjuicio del desarrollo sostenido de nuestro país.

Pero el PAN, en su lógica pro empresarial, tuvo como objetivo ideológico minar la investidura presidencial,  y dar paso a un sistema semi-presidencial, mediante el cual el estado pasara de tener el control del sistema político y económico, a desempeñar un papel de mero árbitro ninguneado.

Por estos días, observamos el reclamo del sector privado que clama que el estado recupere la rectoría en el tema educativo, pero seguramente se opondrían con todo en caso de que el estado pretendiera recuperar la rectoría del sistema económico y comercial.

No es un secreto que los partidos políticos en nuestro país se están quedando cortos en su labor de difundir y promocionar una vida cívica democrática.  Ahora bien, este no es un problema aislado, me parece que los partidos políticos son síntoma de algo mucho más grande y mucho más grave: la poca solidez de las instituciones en nuestro país- especialmente de las instituciones políticas.

Como observamos, los métodos de análisis del siglo XX ya no son suficientes para el análisis del México actual. De una sucesión de claves que sostenían el Sistema Político mexicano durante casi 70 años,  pasamos a una nueva situación caracterizada por su complejidad, su interacción sistémica, una globalización interdependiente que sacó del control presidencialista las tomas de decisiones y llevó al país a sostenerse no muy a la larga, en la incertidumbre de tres pilares: la impunidad, la corrupción y la incompetencia que permearon, no sólo al sistema político, también al económico y al social.

En este estado, un PRI del siglo XX recuperó el poder en un Michoacán del siglo XXI, y observamos que su viejo “estilo” u “oficio” de hacer política y de gobernar, ha sido rebasado a todas luces por las circunstancias y la realidad de una entidad que vive inmersa en otros problemas.

La forma de caracterizar los problemas del viejo PRI en el gobierno en funciones, y pretender crear chivos expiatorios a todos los problemas, se asemeja a prácticas medievales o inquisitorias.

Vemos a un gobierno paralizado, esclerótico, sin imaginación y sin idea en todos los temas: seguridad, gobernabilidad, economía, educación, salud, campo y hasta en cultura.

Lo mismo ocurre en las políticas y programas que ponen en práctica, los cuales no sólo no responden a las exigencias actuales, sino que quedan paralizados debido a que carecen no sólo de un esquema de operación inmediata, sino que están planeados en una lógica clientelar, al viejo estilo.

Para nadie es un secreto que la actual administración está conformada en un promedio de edad superior a los 55 años, en donde solamente hay dos mujeres en la primera línea del gabinete, y en donde se busca desaparecer secretarias del nuevo siglo, como son la de Pueblo Indígenas, Mujeres, Jóvenes y Migrantes, incluida la de cultura física, que como vemos se adolece en las filas del PRI.

La política pública, por ende, se sujeta a ciertos prejuicios hacia los más jóvenes, o a las ideas de cambio.

La paradoja: un secretario de “los Jóvenes” con más de 54 años.

En Michoacán gobierna la gerontocracia, y ese viejo colmillo que antes se les atribuía a los priístas, al parecer ya se descalcificó.

@gaaelico

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