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La madre de todas las mentadas I

Por Alberto Luquín

Nacido en Hidalgo del Parral, Chihuahua, en 1979, actualmente es pasante de la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UMSNH y tiene estudios en Filosofía por la UAQ y diversos diplomados, talleres y seminarios auspiciados por el INBA, CONACULTA e instancias estatales queretanas. Freelance, se ocupa generalmente en proyectos de consultoría educativa y pensamiento crítico. Tiene obra publicada por el ITESMCQ y Arte-Diem y ha participado en revistas filosóficas y literarias.
Nacido en Hidalgo del Parral, Chihuahua, en 1979, actualmente es pasante de la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UMSNH y tiene estudios en Filosofía por la UAQ y diversos diplomados, talleres y seminarios auspiciados por el INBA, CONACULTA e instancias estatales queretanas. Freelance, se ocupa generalmente en proyectos de consultoría educativa y pensamiento crítico. Tiene obra publicada por el ITESMCQ y Arte-Diem y ha participado en revistas filosóficas y literarias. Cortina de humo será una columna de crítica política, abordando desde un enfoque escéptico y de pensamiento crítico los rumores, hoaxes y cuestiones parecidas que circulan en la red.

Caminando por el acueducto, justo frente al monumento a Morelos, encontré una pinta. En la cantera, con aerosol negro y sin clemencia hacia la gramática y ortografía, una consigna. En términos de lucha social, me parece inepto; pocos lo leerán y, entre ellos, muchos estarán molestos por el daño al patrimonio o porque la limpieza del mismo correrá, si llega a hacerse algún día, a cargo de los contribuyentes.

Estas expresiones provocan enojo entre aquellos cuya simpatía se apetece. Existe también un frente virtual, pero los activistas parecen ignorar el arte de la guerrilla comunicacional. Páginas de Facebook como Gastos Pendejos, Mexicambios o muchas cuentas tuiteras de Anonymous se mantienen gracias a rumores, diatribas  e imágenes editadas, si no es que falsificadas hasta la más grosera obviedad.

Pareciera que entre mentiras y exabruptos los verdaderos problemas quedan olvidados. Existe una izquierda que hace reclamos legítimos, por supuesto, pero queda minimizada ante el borlote. En vez de reclamar al Congreso por aprobar la Ley de ingresos 2013, se reclama a la presidencia por un jugoso descuento fiscal hecho a Televisa, siguiendo una desgastada teoría conspirativa. Y así, ad nauseam.

Es tanto el ruido que, de pronto, pareciera no escucharse nada más que un berrido. Cuando el descontento  se queda en simple desahogo adolescente, no se llega muy lejos que digamos. No sólo no se encuentran soluciones, sino que se olvida hasta la razón de la búsqueda y el berrinche queda en el anecdotario de lo inane. El problema de la crítica hacia el régimen es que parece haber olvidado, justamente, su sentido crítico.

Creer que algo cambiará por rayar un monumento histórico o compartir una imagen de Facebook donde dice que en los hospitales mexicanos se usan cajas en vez de cunas (la foto, por cierto, es de Honduras) es puro wishful thinking. Remarcar en memes la supuesta estupidez del presidente con faltas de ortografía atroces es humor involuntario. Hasta me atrevería a opinar que cada oposición tiene el gobierno que se merece.

Menciono todo esto porque el 10 de mayo, día de la madre en México, se convocó a establecer un récord Guinness tuitero de mentadas al presidente de la república, manifiesto al convertir el hashtag “#ChingaTuMadreEPN” en trend topic durante el mayor tiempo posible. Para esto, se elaboró una simpática convocatoria e incluso se hizo una divertida (por mal hecha) solicitud de registro oficial.

Se convocaba, en términos generales, a romper un récord inexistente con un número de participaciones indefinido en un tiempo no establecido y bajo controles no determinados. Todo un ejemplo de cómo no hacer las cosas, aunque sus organizadores lo consideraron un éxito contra los oscuros intereses del gobierno, Televisa, Twitter (a quien acusaron de censura) y demás entes malignos del imaginario chairo.

Pero todo por servir se acaba, empezando por el espacio. Seguimos la que viene.

Posdata: En días como hoy me pregunto cuántos de entre quienes se consideran moral e intelectualmente superiores por no ver un partido de fútbol han leído a Huizinga.

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