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Rebelde a los 15…Cuando sólo compartes fake news.

By: Itzia Ramos

ITZIA

He notado que a mi generación le gusta involucrarse en lo que pasa en el mundo. Tenemos buenas intenciones (el 90% de las veces), mucha información y acabamos usando la que no es. ¿Por qué pasa esto?

Nuestra información llega de algún lugar que no es el periódico o algo que alguien haya revisado antes de lanzar al mundo. Publicaciones de Facebook o cadenas de WhatsApp, por ejemplo.

De hecho, al final de esta página hay una pequeña advertencia en mayúsculas. Este espacio no se hace responsable de lo que digo porque bien me lo podría estar inventando. ¡Tal vez podría ser una fuente no confiable hablándoles de fuentes confiables!

Tenemos mucha información y ni un ápice de ganas de comprobarla, las noticias falsas son nuestro pan de cada día… cada vez nos creemos más cosas que no son ciertas.

«¿Entonces qué?- dirán – ¿les obligamos a que vuelvan a hacer las cosas como se hacían antes?» La respuesta es: claro que no.

Las soluciones no son blanco y negro, también existe toda una escala de grises a nuestra disposición. Veo más viable que aprendamos a distinguir la veracidad de nuestra información a que volvamos a investigar «a la antigüita». Aquí un resumen de cómo hacerlo:

El primer paso es aprender a diferenciar entre opiniones y hechos. Si tu tío comparte un post de dos hojas quejándose de AMLO, es una opinión. Si tu tío, por otra parte, comparte una encuesta donde el 99% de México está en contra del cabecita de algodón, son hechos que muy probablemente son falsos. Los últimos NUNCA son subjetivos, estés de acuerdo o no siguen existiendo.

Ahora que dudas de la información, ¿cómo la compruebas? Si es una imagen, busca en las esquinas: ahí debería estar la fuente. Si la hay, búscala en Google y lee un poco de ella, lo suficiente para saber que es real. Si no la tiene o no la encontraste, no te arriesgues a compartir. Podría ser falsa.

Si es un post, intenta copiar y pegar alguna parte en el buscador (cifras, por ejemplo). Busca otras páginas que hablen de ello y den la misma información. Si tampoco encuentras algo, no lo creas.

También checa la página o fuente. Si nunca habías oído de ella y no tiene información que la respalde, puede no ser verídica. Las más confiables son instituciones gubernamentales (sí, el INEGI), universidades u organizaciones internacionales (la OMS, por ejemplo)… hago énfasis, verifica que son ellas hablando y no alguien pretendiendo.

Mi primera regla al escribir estos textos “No hables de lo que no sabes a menos que estés dispuesta a aprender de ello primero.” Si no sabes, no compartas, no lleves información a otras partes que puede estar equivocada.

Y no, el Deforma no es una fuente confiable.

Itzia Ramos, estudiante de preparatoria. Ferviente defensora de la libertad y de los tacos al pastor con piña. Escribe poesía en su tiempo libre.

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