STAFF/@michangoonga
Ciudad Hidalgo se transformó ayer lunes en la Ciudad de la Furia. Muchos de sus pobladores pueden contar de cómo una manifestación pacífica, con veladoras y vestimenta de blanco aunque el motivo era expresar un profundo luto, se transformó en una jungla de destrozos, incendios, pintas y quemas.
Y es que Ciudad Hidalgo no es precisamente una ciudad, es, en el buen sentido de la palabra, siendo un pueblito como le identifican de cariño sus propios habitantes que apenas rebasan los 100 mil. Por eso los hechos registrados ayer deben ser analizados en un contexto particular, dentro de la problemática que vive Michoacán, una muestra más de lo descompuesto que llega a estar.
Y todo ello derivado de la muerte de Ricardo, Andrés y Sergio, tres chavitos, dos de ellos de 17 y el otro de 18 años de edad quienes viajaban en un Ford Fusion a eso de las 2am la madrugada del domingo cuando una camioneta blanca sin rotular con al menos 5 sujetos encapuchados quienes les marcaron el alto. Los jóvenes se asustaron y aceleraron. Eso les costó la vida pues en el cruce de la calle Simón Bolívar y Leandro Valle en pleno Centro, fueron acribillados por quienes resultaron ser policías municipales de mando unificado (bajo las órdenes directas de la Federación).
Para tratar de encubrirse los agentes policiales sembraron una Smith & Wesson, .38 especial al conductor alegando que ellos les agredieron primero ante lo cual sólamente respondieron. Eran cuatro los jóvenes que viajaban tras divertirse como cualquiera en una noche de sábado- madrugada de domingo. Uno de ellos logró salir ileso.
La gente se indignó por todas las circunstancias que rodearon la trágica muerte de tres muchachos de provincia. La sociedad de Ciudad Hidalgo se unió como pocas veces en épocas recientes. Entre rabia e impotencia, una mezcla de ambas se empezó a esparcir. Mucha gente acudió el lunes a los funerales. Al menos cuatro mil personas fueron a darles el último adiós.
Para las 7pm estaba convocada una manifestación ciudadana frente a Palacio Municipal, por donde previamente pasaron los féretros a manera de protesta, de indignación.
“¡Asesinos! ¡asesinos! ¡usticia! ¡justicia!” comenzó la gente a gritar frente al Palacio Municipal. Los insultos de los dólidos familiares a los policías inundaron el ambiente funerario. La gente pidió entonces la renuncia del alcalde Chava Peña. El menos culpable de la situación dicen muchos, pues de él no depende la policía, en todo caso del comisionado federal Alfredo Castillo que es quién las coordina.
Poco más de mil personas entonces permanecieron frente a Palacio. Los ánimos se caldearon ante la presencia de policías que trataban de resguardar el lugar pero que fueron rebasados y terminaron por ser avasallados.
Los manifestantes se convirtieron en vándalos. Arremetieron contra las instalaciones de la alcaldía. Las oficinas fueron volteadas al revés, documentos quemados, computadoras derribadas, grafitis en las paredes con leyendas como “asesinos”.
Más o menos la policía logró reagruparse para tratar dispersar a los rijosos. Se corrió entonces el rumor de un toque de queda que fue más que nada una propuesta ciudadana espontánea en lugar de algún decreto de la autoridad. Los inconformes también se reagruparon y empezaron los ataques a bancos y comercios, con más quemas y crstales rotos. La biblioteca municipal también fue agredida.
Ante tal desbordamiento de ánimos, otra marcha que estaba convocada para hoy ha sido cancelada sin embargo corre la versión de que Antorcha Campesina realizará una propia para solidarizarse con las tres familias afectadas.
Paralelamente el procurador estatal de justicia Martin Godoy informó que los policías inculpados han sido puestos a disposición del Ministerio Público, quien ya ejerció acción penal por los crímenes de homicidio y abuso de autoridad.
Los agentes identificados como Antonino G., de 20 años de edad, Argenis R., de 27 años, Guillermo D., de 26 años, José de Jesús A., de 29 años, Gabriel M., de 38 años, fueron puestos a disposición del agente Primero del Ministerio Público Investigador, quien ejercitó acción penal por los delitos de Homicidio y Abuso de Autoridad.
Mientras tanto el dolor, la confusión y la furia siguen en el aíre de Ciudad Hidalgo.
