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La resiliencia: una conducta contra el estrés y el malestar emocional // By @Siibariita

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Por Liz Gómez

Definitivamente la resiliencia es una palabra poco conocida y lamentablemente poco actuada, de acuerdo a su concepto más general se entiende como la capacidad que tiene el ser humano para afrontar situaciones adversas, que impliquen estrés o tragedia, con esto es importante mencionar que ser una persona resiliente no significa no sentir dolor emocional o incomodidad, sino que implica vivir la inseguridad, la tragedia y el miedo de la situación de una forma mucho más elaborada y apropiada.

Esto involucra que la resiliencia lleva consigo el proceso de duelo adecuado, ya que habla de una persona que ha llegado a la etapa final del mismo, la cual se relaciona con la aceptación de la situación que ha vivido y por consecuencia hay un reajuste correcto en su vida sin la persona o situación que se fue o vivió. Esta etapa te lleva a cambiar la pregunta inicial de ¿Por qué a mí? a una pregunta que te lleva al crecimiento y fortificación personal ¿Para qué a mí? este cuestionamiento lleva consigo el camino de la madurez y las cosas positivas que se lograron a partir de la tragedia, teniendo como principal factor aceptar la realidad, dándole sentido a las cosas con el objetivo de hacer una mejor versión de sí mismos.

Es preciso decir que tener una conducta resiliente no es sencillo, implica la inversión de tiempo para reencontrarse consigo mismo, volviendo a armar el rompecabezas de tu ser que se vio fracturado. Se puede hablar que una persona resiliente es alguien que ha logrado controlar sus sentimientos mostrándolos de una forma congruente y lógica, ha aprendido a identificar los conflictos impidiendo que vuelvan a suceder a través de los límites adecuados, existe empatía para identificar las emociones de los otros dando solución a estas por muy negativas que parezcan, posee la templanza para afrontar circunstancias dolorosas dado que lo ven como un proceso donde se está aprendiendo, se esfuerza por tener un equilibrio en la vida cotidiana sin que afecte su rendimiento, es decir, se adapta con éxito al alto riesgo, finalmente existe un alto grado de compromiso en todo lo que realiza, sin duda, hace una evaluación lo más acertada posible de las situaciones que generan estrés, manteniendo el optimismo a la hora de enfrentarlos, evitando así las actitudes de somatización, lo que quiere decir, impidiendo que el cuerpo hable lo que la boca calla.

Por el contrario, un individuo que carece de resiliencia carece de habilidades para resolver conflictos, tiende a ser impulsivo/a, existe baja autoestima y poca disciplina en las cosas que realiza, es ineficiente en el amor, el trabajo y las relaciones interpersonales, por consecuencia se le dificulta tener adecuados vínculos afectivos, presenta poco sentido del humor en la vida diaria, poca creatividad en las actividades que realiza, no suele detenerse a analizar su comportamiento, es decir, hacer introspección, no se exige ni intenta realizar cosas nuevas sino por el contrario, la zona de confort es su lugar favorito.

De acuerdo a las carencias que vivimos en la sociedad actual, es momento de dejar de ver hacia afuera y revisar la autoimagen, qué tan adecuada y equilibrada esta e identificar si lo que se cree que se tiene es realmente lo que se proyecta, así mismo, es indispensable saber qué tan satisfecho/a estas con tus relaciones interpersonales.

Es evidente que una persona que trabaja para tener una conducta resiliente tiene poca predisposición a sentirse deprimida/o, no huye de los problemas sino que se esfuerza por afrontarlos y buscar soluciones, se toma tiempo para descansar y recuperar fuerzas. Sin lugar a dudas, hace falta confiar tanto en ti mismo/a como en los demás, esa es una regla básica para saber que detrás del dolor indudablemente existe y repito, un ¿Para qué? si logras encontrar la respuesta, ella será el camino para comprender que ante un conflicto la responsabilidad es compartida, que en la medida que se deje de usar la culpa como escudo protector, el crecimiento personal está por llegar en cantidades industriales, la cuestión es: ¿Estás listo/a para sonreír?

Nos vemos pronto con más palabras democráticas para el placer y la conciencia.


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