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El mexicano más chingón

Por Luis Bracamontes
¡Somos unos hijos de la chingada! Eso es, somos producto de una mezcla cultural simbólicamente representada por mister Cortés y la Malinche, a quien conocemos con ese nombre: la Chingada. Pero más que revolcarnos en el dolor de la conquista y la identidad elusiva del mexicano, ¿por qué no resaltar lo chingones que somos y usarlo a nuestro favor?

Seguramente alguna vez has escuchado el famoso dicho del mexicano y la cubeta de cangrejos; que si uno quiere salir, los otros lo jalan pa’ abajo. ¡Pues, no! Eso ya no sirve, ya no se usa. ¡Úshcala!… ¡Muy de bachillerato! (así dice mi profe cubano).

Los mexicanos tenemos el don de darle la vuelta a las cosas en el último momento, el de encontrar una vía alterna; un ejemplo perfecto es el terrible/hilarante/ocurrente juego de albures del mexicano, ese doble sentido tan nuestro, tan mexicano.

Nos apasionamos por las cosas. Somos un pueblo apasionado, con alma…Vivo. De todo nos reímos, hasta de la muerte; y es de esta característica que podemos agarrarnos para desnudar lo absurdo de la realidad. De ahí es que puede venir la posibilidad de un cambio de “me chingo al otro porque vivimos en un mundo capitalista y competitivo y si no es así, ¿cómo?” a una mentalidad en la que el más chingón no es el que chinga a los otros, sino el que con su chingonería jala a los otros para arriba, el que jala a su país fuera del hoyo en el que está.

Últimamente (con esto quiero decir los últimos 200 años o más) al país le ha ido de la fregada, pero durante un parto, lo que hay es mucho dolor, gritos y contracciones para luego dar lugar a algo bello, a algo nuevo.

México es un lugar maravilloso e inigualable por su geografía, pero más por su gente (sin contar a uno que otro lacra y parásito del sistema que ronda por ahí). Su gente es trabajadora, apasionada, espontánea, cálida, entusiasta, festiva, única…chingona.
Que la chingonería mexicana esté con ustedes.

¡Chido la banda!

Twitter: @LAHBdotcom

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