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Educación emocional en los hombres: una realidad que incomoda // By @Siibariita

Liz-Gómez-Despojo-De-Censuras_


Por Liz Gómez

Cuando se habla del sexo masculino tal vez se vengan múltiples cualidades y características como fuerza, capacidad para solucionar conflictos con rapidez, que sea exitoso, seguro de sí mismo, inteligente, varonil, entre otras, sin embargo, tal vez ese no es el mayor problema, sino el conflicto radica cuando se piden polos opuestos a la vez, eso sí que psicotiza, por ejemplo: los hombres deben ser fuertes pero no agresivos, cariñosos pero no empalagosos, sensibles pero no débiles, que dedique mucho tiempo pero que no sea dependiente ¡vaya estrés! Evidentemente atinar la medida perfecta para cada mujer con la que el hombre se relaciona es muy complicado y no terminará dando lo mejor de sí, sino que se obtendrá un hombre lleno de frustración y dudas en el “mejor de los casos”, en el peor escenario (y con tono de sarcasmo) se adquirirá uno con ¡personalidad múltiple!

La educación emocional de los hombres muchas veces crea confusión en ellos gracias a la formación social y familiar que reciben ya que esta implica esforzarse para cumplir en gran medida altas expectativas, muchas de ellas irracionales socialmente y personalmente dado que en la sociedad aún no se está preparado totalmente para ver sufrir a un hombre de esos autollamados “machos alfa, pelo en pecho”. Es momento de fortificar la educación basada en asumir que el dolor de los hombres jamás implicará invalidar el dolor de la figura femenina, se debe dejar de asumir una competencia de sexos y de roles hostiles que impiden la expresión emocional como seres humanos.

Es necesario comprender que los hombres se confunden al momento de tratar de asumir el DOLOR, LAS EMOCIONES Y EL PODER, esto es algo que pocos hombres exponen pero que TODOS sienten, y si alguno no lo acepta ni en su propio silencio o en confianza con otro, entonces aplaudamos el trabajo de represión, negación e incongruencia implantada por personajes de la familia, la escuela, y aún más la sociedad (nótese el sarcasmo), y esto también para las mujeres que piden y fomentan en la pareja a hombres ambivalentes como lo menciono en el primer párrafo. Alagar un ego basado en poder, ser admirados por la fuerza permanente y jamás quebrantable, lo único que generará es una imagen alterada de la masculinidad, poco honesta y confiable, que lejos de traer beneficios ocasiona caos y mucho desconcierto a quienes rodean.

Los hombres también se sienten solos, tienen miedos y les agobia el fracaso, sin embargo, no hay un esquema social que los cuide, es necesario dejar de asumir que hombres y mujeres que se muestran vulnerables son débiles, no existen sexos débiles, existen SERES HUMANOS y como tal somos frágiles y endebles, no somos inmunes al dolor físico ni psíquico, educar en base a la fuerza al hombre y a la mujer en la paciencia ha dado como resultado una sociedad llena de caos, agresión, miedo, inflexibilidad, sin éxito, sin identidad y con muchos golpes de realidad cuando se llega a la juventud hasta culminar en la vejez.

Apoyar el hecho de que muchos hombres se mientan así mismos y a los demás para mostrar un poder sobrenatural de fortaleza que finalmente NO EXISTE solo con el fin de ser aceptados y bien vistos, me lleva a preguntar ¿Quién será más agresivo, si quien infunde esa educación o el hombre que actúa un falso ser viéndolo desde su educación como si fuera real? El hombre estable y maduro no verá a la mujer como un obstáculo para lograr que los demás hombres lo alaguen, esto a partir de la empatía que existe en todas las emociones con ella pero que no se aceptan por miedo al rechazo, si lo hiciera dejaría entonces de ser un hombre convencional de esos que se desgastan para lograr ser el héroe que todos esperan de acuerdo a la cultura y familia en que se encuentra.

Como humanos y sociedad no se debería permitir que el hombre tenga miedo de mostrarse con su propia identidad a causa de ser cuestionado y severamente castigado por no cumplir un ideal sobrenatural; orientar al varón hacia la valentía obligada es crearle una  fantasía de autoridad inalcanzable, que nunca llora y jamás se siente mal, por lo tanto, en cada paso lejos de crecer se irá desconociendo sin saber quién es ni lo que quiere, se debe entender que el miedo es una respuesta innata del ser humano para la supervivencia y el cuidado, si los hombres no lo adoptan, como mujeres no debiera haber queja de la ambivalencia y poco entendimiento de los varones hacia ellas.

Hay que hacer conciencia de que el hombre también tendrá miedo a estar solo, por ello buscará aferrarse a algo para soltar, eso le dará tranquilidad en el hecho de no castigarse por “haberse equivocado”, será siendo viril acorde a la sociedad, por lo que agarrarse a otra cosa o situación le dará seguridad, claro una falsa seguridad, ya que necesita alimentar el ego masculino para seguir siendo poderoso y fuerte socialmente, pero “débil” en su proceso psicológico. Los hombres deben de cuidarse de las llamadas “súper mamás” y los padres ausentes,  ellos serán un patrón básico para desarrollar un apego desorganizado buscando como pareja a una novia que sea niñera y por ende una relación egoísta dado que buscará solo la propia satisfacción.

Como pareja es importante hacer consciente que una de las principales causas de depresión masculina es la pérdida económica, la devaluación por no ser un adecuado proveedor y la prohibición al fracaso de cualquier índole, sin duda, los anteriores serán causantes de miedos, por ello es importante permitir respuestas de los hombres como “no puedo”, “no sé”, “no quiero o no soy capaz en este momento”, eso sin duda será un acto liberador lleno de amor, no hagamos que quieran ser los mejores pues eso siempre indicará un punto de comparación y competencia, hay que hacer de los hombres personas que también tienen derecho a perder, a mostrar sensibilidad y angustias, ellos necesitan mujeres y una sociedad que los acepte como humanos antes que como hombres.

Entiéndase que una mujer fuerte puede ser tan femenina como un hombre sensible es muy varonil, esto no es cuestión de sexos, es cuestión de madurez emocional.

Nos vemos pronto con más palabras democráticas para el placer y la conciencia.

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