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Orihuela, el político millonario// By Hugo Gama

editoriales

Moreliano, abogado con maestría en derecho civil por la Universidad La Salle México, profesor universitario en la licenciatura de derecho de la Universidad La Salle de Morelia y socio de un despacho jurídico de propiedad intelectual.
Moreliano, abogado con maestría en derecho civil por la Universidad La Salle México, profesor universitario en la licenciatura de derecho de la Universidad La Salle de Morelia y socio de un despacho jurídico de propiedad intelectual.
Por Hugo Gama

En todo el mundo, la clase política desde el punto de vista económico no se distinguen precisamente por ser grupos sociales que vivan en la pobreza, en realidad no habría razón para estar en esa condición, pues el destino y los recursos de pueblos enteros se encuentran en sus decisiones. El nivel de sus responsabilidades justifica que cuenten con salarios suficientes para vivir holgadamente, sin embargo, ello no significa que la función pública permita que los políticos aprovechando sus posiciones se conviertan en hombres millonarios.

La austeridad republicana no es una expresión reciente, tiene su origen a mediados del siglo XIX con el ex presidente Benito Juárez García, a la que él llamó -honrada medianía-, refiriéndose claramente a que los gobernantes debían ganar lo justo, restringiendo las fortunas improvisadas o repentinas, en clara alusión a la condena por la riqueza mal habida al disponer de la renta pública.

En los últimos dos años la clase política mexicana se ha visto evidenciada por sus excesivas riquezas: el gobernador de Tabasco Andrés Granier Melo, hoy se encuentra prisionero por enriquecimiento ilícito; Enrique Peña Nieto, fue evidenciado por la famosa “casa blanca” y hoy vuelve a ser nota por una vivienda en Valle de Bravo; Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda del gobierno peñista, evidenciado también por una lujosa vivienda en el club de golf de Malinalco en el Estado de México.

En Michoacán no andamos alejados de la situación nacional, basta darse una vuelta a los campos de golf de Morelia para ver mansiones millonarias como la de Wilfrido Lázaro Medina o Ernesto Núñez Aguilar, la del último calificada por sus propios amigos como surrealista y la primera como casa de mal gusto.

Las figuras priistas, esos mismos que históricamente se han declarado liberales y juaristas, hoy son la antítesis del ideario del Benemérito de las Américas, la honrada medianía para ellos no tiene relevancia, no entienden el fondo de la expresión ni siquiera buscan el significado literal.

Ahora bien, en el ánimo de las campañas electorales, ya al final de la recta, han arreciado los ataques entre unos y otros. Por un lado el PRI y su líder estatal, Agustín Trujillo Iñiguez denunciado una supuesta red de corrupción del adversario perredista, y por otro lado el PRD y su delegado nacional en Michoacán, Jesús Zambrano Grijalva, señalando enriquecimiento ilícito y evasión de impuestos del candidato del PRI.

Trujillo Iñiguez se trasladó hasta la ciudad de México para dar a conocer la supuesta red de corrupción, sin mostrar evidencia documental y fehaciente, presentando sólo una lona muy bonita, con buena calidad de imprenta al estilo de Roberto Monroy García (de quien se empieza a comentar es la mano detrás del personaje de la guerra sucia “Uchepo Vengador”).

El priista reforzó su dicho con una declaración del presidente municipal de Áporo, quien de inmediato fue desmentido por su cabildo, por el contralor municipal y el director de obras públicas.

Por su parte, Zambrano Grijalva, presentó ante los medios de comunicación local, copias del Registro Público de la Propiedad del Estado de Michoacán, con las que muestra la inmensa fortuna del candidato del PRI, Ascensión Orihuela Barcenas, consistente en 97 propiedades con un valor de poco más de 300 millones de pesos, acusándolo de enriquecimiento ilícito y evasión de impuestos.

Primero acusa enriquecimiento ilícito, porque de acuerdo a las cuentas realizadas sobre sus ingresos de los últimos 30 años como servidor público, habría obtenido por salarios la cantidad de 45 millones de pesos, es decir, en su haber patrimonial hay 257 millones adicionales.

De igual manera, exhibe Zambrano escrituras públicas en las que se evidencia la adquisición de predios por la cantidad de 10 centavos el metro cuadrado, lo cual podría ser una clara estrategia comercial para evadir impuestos; además, por la cantidad de bienes, pareciera que estamos en presencia de una nueva modalidad de latifundio.

Seguramente los defensores del señor Orihuela saldrán a manifestar que es un empresario “exitoso”, sin embargo, el candidato del PRI no es conocido en Michoacán por ser un empresario exitoso, es conocido por ser un viejo político, pues a eso se ha dedicado toda su vida.

La pregunta que todos nos hemos hecho, ¿Para qué pedir apoyo a SAGARPA?, si vendiendo el Porsche Panamera de 2.5 millones de pesos puede refaccionar sus huertas de frutillas. Las diversas respuestas que pudiéramos obtener, nos llevarían a varias conclusiones: la riqueza de Orihuela y su actuar son toda una contradicción; el candidato del PRI es un millonario sobre el cual flota la opacidad; Orihuela es todo lo contrario a lo que exigió Benito Juárez para el ejercicio del quehacer público; y estamos viendo un neo latifundista.

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