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El Gobernador no tiene quién le escriba/ By @gaaelico

Por Toño Aguilera

“El coronel necesitó setenta y cinco años -los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto- para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder: -Mierda”.

Final de El Coronel no tiene quien le escriba

Gabriel García Márquez

Espacio para la estulticia de un humilde obrero de la información #Antifascista #Socialismo Humano
Espacio para la estulticia de un humilde obrero de la información #Antifascista #Socialismo Humano

Esta paráfrasis de una de las obras más conocidas del recientemente fallecido Gabriel García Márquez, se trata de una historia de injusticia y violencia: un viejo coronel retirado va al puerto todos los viernes a esperar la llegada de la carta oficial que responda a la justa reclamación de sus derechos por los servicios prestados a la patria. Pero la patria permanece muda…

El mundo de El Coronel está rodeado por un mundo pobre, vacío, con poco y nada. El coronel vive la vida con una ilusión diaria, de niño, con una ilusión mágica. La ilusión de algún día volver a ser feliz materialmente, de poder recibir lo que, según él, por derecho le corresponde.

Esta gran pieza del realismo mágico que nos dejó García Márquez, conlleva también sus evidentes correlatos en las andanzas de muchos de nuestros políticos. Como pocos, García Márquez logró retratar el rostro de la política latinoamericana, tan poblada de dictadores, revolucionarios, guerrilleros, políticos corruptos, pero también de gobernantes honestos, que esperaban hasta el final el agradecimiento por su labor.

En mucha de sus novelas, el Nobel colombiano, jugó en sus personajes tanto con lo peor de la política, como con lo más sencillo. Inocentemente podríamos decir que dedicarse a la política debería ser el ocupar un puesto que merece la mayor consideración, respeto y agradecimiento por parte de la sociedad. El auténtico Político, el Político con mayúsculas, es todo aquel que debería trabajar y luchar honestamente por el bien de los demás, en la administración de los bienes sagrados de la comunidad, sin pedir nada a cambio. Pero éstos sólo viven en las páginas de la literatura.

Un político que ostenta su poder en los entresijos de la corrupción vive rodeado de aduladores, de oportunistas, de agentes mezquinos, cuya lealtad se pesa mientras el poder del líder lo acompañe, cuando no, son los primeros en clavar la puñalada trapera. Al fin al cabo son congruentes, ya que así les fue instruido por su dirigente.

En cambio, uno de los mayores temores para un político es la soledad, el olvido, el abandono. Cuando han desaparecido las masas y los séquitos de aplaudidores, cuando nadie les esboza halagos, ni les reconoce sus acciones y decisiones, el político sabe que perdió la materia prima de su ejercicio: el poder.

En los meses que lleva éste 2014, los michoacanos hemos sido testigos de la debacle del proyecto de gobierno del partido en el poder: el PRI. Y en esa caída, la mano de mayor peso ha sido la del gobierno federal del mismo partido político.

Apenas recuperado de su ausencia por motivos de salud, Fausto Vallejo retomó las riendas de un estado que se encontraba en punto de ebullición, y no supo cómo atender las problemáticas y los conflictos que se desbordaban.

La situación hizo crisis en enero pasado, cuando la expansión de los grupos de autodefensa era ya incontrolable, a pesar de las advertencias baladíes que se lanzaban desde Casa de Gobierno.

El conflicto de Michoacán llegó hasta Davos, Suiza, en donde el presidente Enrique Peña Nieto no pudo posicionar su agenda de reformas constitucionales debido a la crisis existente en el estado, y a raíz de la presión internacional, y de los informes que le hacían llegar respecto al nivel de gravedad de la situación, decidió intervenir en Michoacán, y con un golpe en el escritorio optó por la desaparición en los hechos del poder ejecutivo en el estado y mediante un decreto designó a un Comisionado para la entidad, que asumía poderes y facultades que ningún otro gobernador del país puede darse el lujo. “Borran a Vallejo”, fue la portada del diario Reforma de aquellos días.

La intervención en Michoacán fue total, y también fue efectiva. Comenzaron las detenciones de las principales cabecillas del crimen organizado, y se abatieron a los jefes supremos. Pero había algo que todavía incomodaba a Peña Nieto y eran los reportes evidentes del maridaje de la política con el crimen, cuyos protagonistas eran los propios militantes de su partido en Michoacán, por lo que volvió a dar un manotazo en la mesa y exigió limpieza total.

El viernes 04 de abril fue requerido el entonces secretario de Gobierno estatal en funciones, ex gobernador interino y ex coordinador de Campaña de Fausto Vallejo, así como uno de los políticos más influyentes en Michoacán: Jesús Reyna García, acusado de nexos con los Caballeros Templarios y de haber estado presente al menos dos reuniones con los principales líderes de esta organización, esto previo a las elecciones del 2011, en donde surgió ganador el propio Vallejo Figueroa.

Asimismo, la Federación ha detenido o llamado a declarar a otros connotados militantes del PRI, como el ex diputado José Trinidad Martínez Pasalagua, el alcalde de Apatzingán, Uriel Chávez, y el ex edil de Tepalcatepec, Guillermo Valencia, y si nos atenemos a las propias frases del propio gobernador, “habrá más sorpresas” ya que se habla de todos los colores políticos.

Mientras el PRI trataba de capotear a duras penas y con mínimas expresiones la hoguera interna, en estos días apareció un video en la cuenta de Facebook de la Policía Comunitaria de Tepalcatepec, en donde Servando Gómez Martínez casi casi les ordena a Jesús Reyna y a Martínez Pasalagua: “derechitos, como hombrecitos legales”, y le solicita “mucho respeto”, porque “aquí lo vamos a hacer por el bien de todos”.

En semanas anteriores, Fausto Vallejo trató de deslindarse de las “actitudes personales” de su ex colaborador y segundo a bordo de su administración, y ha optó mejor por plegarse a la agenda federal para Michoacán, a pesar de que ésta no lo contemple a él.

Forma parte de los comentarios de los medios de comunicación que el Gobernador ha optado en días recientes a priorizar su agenda particular, la cual en muchas ocasiones no empata o de plano no atiende las visitas de los secretarios de Estado. Es previsible que el Gobernador no esté de acuerdo con el proceder de la Federación, pero también es previsible que busque hacer todo para salvar lo que resta de su gobierno, así sea sacrificar a su partido.

Sus adversarios, y los mismos priístas que son sus rivales internos, exigen a puerta cerrada su separación del cargo, y la prensa nacional hace eco de dichas demandas. Pero hasta el momento, la Federación no se ocupa del futuro de Fausto Vallejo, y se empeña de limpiar su propia imagen de tenor de la gobernabilidad en una entidad que se antoja ingobernable.

Son días de soledad para Fausto Vallejo, un político que tiene una hoja de servicio congruente y activa hacia su partido y hacia sus votantes, y no sabemos o no podemos anticipar su futuro inmediato. Tal vez, así como El Coronel de García Márquez, don Fausto también está a la espera de la carta oficial en donde se le agradezca servicios prestados al partido y en cierta manera a la patria. Pero la patria permanece muda…

 @gaaelico

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